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Afrodiasporidad: pensar desde la herida, escribir desde la dignidad


Afrodiasporidad: pensar desde la herida, escribir desde la dignidad

Afrodiasporidad: pensar desde la herida, escribir desde la dignidad

 Hay libros que se llenan con los ojos y otros que se sienten con la piel. Afrodiasporidad es de estos últimos. No se abre, se escucha como la marimba que nos habla desde lo más profundo de la historia. En varias de sus páginas resuenan siglos de resistencia, preguntas que no caben en los márgenes y verdades que no buscan permiso para ser dichas. William Mina Aragón no escribe desde el privilegio del silencio, sino desde el rumor de las cicatrices, desde la fuerza serena de quien ha aprendido que la dignidad no está en los titulares de prensa; también se puede escribir con rabia amorosa, para lograr entender los invito a conocer de cerca este viaje literario.  

 

Por: Jefferson Montaño Palacio

La reciente obra del pensador y académico colombiano William Mina Aragón, no es un libro para pasar la tarde. Es una interpelación radical, es una lectura que atraviesa el cuerpo y lo sacude, que nos obliga a detenernos y repensar las matrices de la historia, la política, la filosofía y la humanidad misma desde los márgenes, desde las orillas del pueblo afrodescendiente en el mundo. William no solo narra; propone, estructura y despliega un pensamiento que enraíza en la experiencia afrodescendiente y africana desde la diáspora como una herida abierta, pero también como una fuente de fuerza epistemológica.  

En estos tiempos donde las palabras se desgastan en discursos vacíos, este texto, afrodiasporidad se alza como un texto ancla. Su lenguaje es denso, sin concesiones, y por eso mismo digno. No busca agradar ni simplificar; busca decir con rigor lo que ha sido silenciado con violencia. A través del lente crítico marxista, decolonial y radicalmente negro-afro, William Mina Aragón, nos presenta un mapa complejo de lo que significa existir en un mundo donde la raza no es un accidente, sino un eje estructural del capital, del Estado, del saber y del poder.  

De esta manera, William no oculta ni mucho menos le da miedo articular el dolor con la teoría. Es allí donde emerge una de las grandes de este texto: pensar la diáspora africana no solo como un hecho histórico del pasado colonial, sino como una condición permanente de desplazamiento, despojo y resistencia. En ese sentido, la afrodiasporidad no es solo una identidad cultural o una categoría demográfica; es una posición política e intelectual desde la cual es posible reescribir la historia mundial.

Uno de los aportes más poderosos del libro es su crítica a las formas hegemónicas del conocimiento. La filosofía occidental, dice William, ha sido cómplice del silenciamiento epistémico de los pueblos afrodescendientes. En respuesta, propone una filosofía negro-afro, situada, encarnada, que dialogue con Fanón, Césaire, Angela Davis y tantos otros, pero que también se construya desde nuestras propias experiencias afro-latinoamericanas. No se trata de incluirnos en la academia blanca; se trata de transformar la forma misma de pensar.

El concepto de raza, lejos de ser descartado por obsoleto, es resignificado por Mina Aragón, como categoría histórica, política y estructural. No hay posibilidad de comprender el capitalismo global sin el dispositivo racial que lo sostiene. En este punto, su lectura marxista no es ortodoxa, sino radicalmente creativa; reivindica la lucha de clases, pero exige introducir en ella un triste trauma racial, la colonialidad del poder, los negro-afro de vida y de lucha que no siempre caben en los moldes clásicos de la izquierda.  

El libro afrodiasporidad es también una apuesta pedagógica. Nos enseña que la educación no puede seguir reproduciendo las lógicas de invisibilización, que es urgente enseñar desde la raíz afro, desde la potencia del tambor, desde los saberes negados. Cada página es una invitación a desescolarizarse para reaprender con los pies en la tierra, con la memoria viva de los ancestros, con la mirada atenta al presente.

Pero no todo en este libro es denuncia. También hay afirmación. También hay belleza. También hay futuro. En sus palabras, la afrodiasporidad es un lugar desde el cual imaginar otras formas de ser, de pensar, de organizar la vida colectiva. En un mundo al borde del colapso, las epistemologías negras-afro no son solo resistencia; son una alternativa de vida.

Escuchar y leer al maestro William Mina Aragón, es leer la herida, sí, pero también desde la dignidad. Su intervención en el lanzamiento en la feria del libro este fin de semana nos recuerda que no hay pensamiento sin cuerpo, que no hay justicia sin memoria, que no hay libertad sin verdad. En este gesto valiente, él nos entregó una herramienta para pensarnos de nuevo y quizás, si tenemos el coraje, para transformarlo todo.

Por último, afrodiasporidad no es solo un texto literario; es un llamado. Una convocatoria a pensarnos desde el Sur, a hablar desde la piel negra-afro, a recuperar el derecho de nombrarnos con nuestras propias palabras. A quienes aún creen que el pensamiento negro-afro es marginal, les recomiendo leer este poderoso texto. Y a quienes seguimos luchando desde este lugar, este libro es una guía, un fuego, un abrazo cálido y sonoro desde la distancia.

 

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