Foto: Jefferson Montaño Palacio | Santiago Angulo Córdoba, en Casa Kombilesa.
Santiago Angulo Córdoba: donde la madera canta y la raíz florece
En el corazón agitado de Bogotá, donde las montañas cundiboyacenses besan el cielo, nació Santiago Angulo Córdoba. Aunque su primer aliento fue capitalino, sus raíces vibran fuerte en Magüí Payán, en las selvas de Nariño, y se extienden hasta el Chocó, donde los ríos son espejos del alma y la tierra canta en cada paso.
Desde muy joven, Santiago entendió que sus saberes no podían quedarse encerrados entre libros. La universidad no fue solo su casa de estudios; fue el primer tambor que le marcó el ritmo de su vida militante: la convicción de que el conocimiento debía ponerse al servicio del pueblo afrocolombiano. Así, en 2007, nació su criatura más amada en compañía de su manada: Casa Kombilesa, un Centro de Pensamiento Epistemológico donde las manos hablan en madera, la mente sueña en política y el espíritu danza con los ancestros africanos.
Foto: Archivo personal | Santiago Angulo Córdoba, en Casa Kombilesa.
Es Licenciado en Ciencias Sociales, Magíster en Ciencia Política, Artesano en Madera, Egresado del SENA y en la Julio Mario Santo Domingo; Santiago talló su destino con paciencia y fervor. Cada veta de madera en sus manos es un río de memorias; cada tallado, un acto de resistencia.
Recuerda, como si fuera ayer, cuando en los ecos de los diálogos de paz en Cuba, en su paso por el país, el pensador Philip Thomas le abrió otra ventana: "Colombia está llena de madera, de motos, de agua, de sol… “Hay que apostar por eso".
Santiago entendió entonces que la riqueza de su tierra no podía seguir escurriéndose entre las manos. "Nos volvimos cerradores de madera —dice—: cortamos, mandamos y esperamos que nos devuelvan. Mucha se pierde, mucha se quema. Pero si en otros países como Japón o Canadá transforman el 98% del árbol, ¿por qué nosotros no?". Para él, el arte no es un lujo: es economía, es vida digna, es revolución.
Foto: Archivo personal | Santiago Angulo Córdoba, moderando un taller en Casa Kombilesa.
En Kombilesa, su casa-taller, cada semana se cruzan voces y sueños. Emprendedores, artistas, sabedores y soñadores se encuentran para tejer economías solidarias, levantar poder económico propio y recordar que la verdadera independencia nace desde adentro, desde la raíz.
La espiritualidad también guía sus pasos. Desde sus años universitarios, Santiago abrazó la matriz africana yoruba, buscando respuestas más allá de los márgenes y cánones impuestos. Iniciado en la regla de Ifá, encontró un espejo más real de su mundo: uno donde los orishas no solo habitan los altares, sino también los actos cotidianos, las luchas, las alegrías.
El amor también floreció en su vida. Junto a su esposa Clara Inés García, bogotana de alma amplia, Santiago construyó un hogar donde la risa de Eloísa, su hija de cuatro años, ilumina las mañanas. En sus juegos, en su curiosidad infinita, él ve renacer la esperanza.
Foto: Archivo personal | Santiago Angulo Córdoba y su bella hija.
No olvida nunca las palabras sabias de su abuela, Emilia Batalla, quien le advertía con dulzura: "Nunca apuestes ni asistas a juegos de azar", una enseñanza sencilla, pero profunda. De su padre, Santiago Armildo Angulo, heredó la destreza de tallar la madera. De su madre, la memoria viva de los curanderos que sanaban más con cantos y raíces que con medicinas en Monguido, Chocó.
Criado entre las calles polvorientas de Bosa, al sur de Bogotá, Santiago fue el tercero de ocho hermanos. Nancy, Aní, Diego, Leidy, Harold, Albert y Pura, con quienes aprendió que la fortaleza está en el clan, en el abrazo colectivo de hermandad.
Foto: Archivo personal | Santiago Angulo Córdoba junto a su familia.
Sus sueños no terminan en la madera ni en Kombilesa. Santiago imagina, con ojos brillantes, un futuro donde quizás no muy lejano ocupe un espacio en el Congreso, para seguir abriendo caminos para su gente. En su andar, lo acompañan espíritus titánicos como Marcus Garvey y Fela Kuti, quienes desde sus trincheras le enseñaron que la lucha, la música y el pensamiento son armas poderosas.
Foto: Archivo personal | Santiago Angulo Córdoba, preparando y seleccionando la madera.
Hoy, Santiago Angulo Córdoba sigue tallando su vida como quien talla una ceiba: con paciencia, con amor, con la certeza de que cada golpe de cincel es una declaración de resistencia. Y mientras haya madera, mientras haya tambor, su historia seguirá cantando al viento.
Por: Jefferson Montaño Palacio
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