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Cacao por Coca: es como apagar el fuego con gasolina

Cacao por Coca: es como apagar el fuego con gasolina
Cacao por Coca: es como apagar el fuego con gasolina


El monocultivo del cacao se muestra en este momento como una atractiva fórmula económica para contrarrestar los cultivos de hoja de coca. Sin embargo, es necesario recordar que aquí en Tumaco ya tuvimos una producción de cacao muy generosa en el sector de la Taguara. Aún recuerdo las precarias condiciones de la gente durmiendo encima de sus bultos ocho, hasta quince días a la espera de que don Fabio revisara la calidad del grano, que después de haber sido escogido, separado de la pasilla, y puesto al sol, era traído en costales a punta de canalete hasta Tumaco. 

Por: Carlos Adalberto Angulo Góngora

Hablo de las plantaciones de cacao de la época de mi bisabuelo, las cuales fueron hechas por gran parte de nuestras familias; por eso tumbaron la selva a punta de hacha mientras andaban con los pies descalzos, hasta que el ingenio de la supervivencia les hizo crear zapatos de madera con las bambas de los cedros. 

Si hoy día, que contamos con modernas herramientas tenemos dificultades para talar el bosque primario, zanjear y hacer los viveros para sembrar miles de árboles de cacao, imagínense cómo era de compleja la situación de nuestros ancestros. Todo este trabajo es la prueba del tesón y de nuestra fuerza espiritual con la que nos impulsan los ancestros. Sin embargo, hay muchos elementos que debemos examinar. El oligopolio orquestado entre la Luker y la Nacional de chocolates empobreció a los productores de cacao de Tumaco, por lo tanto, deberían reparar a estos cultivadores. 

En ese sentido, las nuevas generaciones, que tienen serias dificultades para acceder a la tierra por causa de los grandes capitales del interior del país (muchos de ellos ligados al narcotráfico), no tuvieron un avance significativo debido al violento acaparamiento de la tierra en los últimos 50 años. 

Los promotores de los cultivos ilícitos lograron demostrarle con hechos a los campesinos, que con una hectárea de coca podrían llegar a tener más ingresos de lo que se lograba tener con muchas más hectáreas de cacao, esto permitió que la gente empezara a sembrar la coca en los llamados claros de las fincas, o empezara a hacer colineras de plátano con algunos palos de coca. Muchos de los viejos que sembraron las primeras fincas de cacao, nos advirtieron del peligro de sembrar la coca. Algunos se opusieron a que se la sembraran en sus tierras. No obstante, durante por lo menos medio siglo, la Luker y la Nacional explotaron a los cacaoteros de Tumaco.

En dicho contexto de explotación, al territorio llegaron huyendo personas provenientes de los lugares donde había coca, ya que la fumigación o erradicación adelantadas por el gobierno de turno les había afectado sus ingresos. 

Este proceso migratorio se sostuvo con dicha actividad ilegal, además de otro componente importante que debemos tener en cuenta, que es el siguiente: la coca se arraiga con mayor fuerza en territorios inhóspitos, impenetrables, sin vías, sin puentes, sin educación, con escasas trochas. Debido a su naturaleza ilícita, su producción rudimentaria se da en laboratorios que pueden ser itinerantes, los cuales sólo requieren de unos cuántos plásticos y tanques para desarrollar un proceso de transformación industrial en el mismo predio agrícola que no ha logrado ser desarrollado por ningún otro sector de la producción agrícola nacional. 

Otro aspecto importante, es el hecho de que la primera generación que sembró cacao tenía mucha más tierra disponible; entonces, ¿si ya tuvimos cacao en un periodo donde podíamos hacer plantaciones mucho más grandes, y nuestras condiciones de vida no eran las mejores, ¿por qué hoy se les sigue ocurriendo proponernos el monocultivo del cacao como una alternativa que promete sacarnos de la pobreza? 

Suiza importa el 44% de su cacao de Ghana, de largo el país del que más seguido de Ecuador con un 18%. Allí no hay ninguna plantación de cacao, no tendría sentido en plenos Alpes, pero sí han sabido maniobrar para tener las mejores chocolaterías.

Nos están proponiendo la misma receta que le propusieron a nuestros abuelos, a nuestros bisabuelos, que además es una receta neoliberal que ha fracasado en todas las partes del mundo donde se ha implementado. Costa de Marfil, Gahna. Camerún y Nigeria producen más del 80% de la producción mundial de cacao sin que los agricultores de estos países hayan transformado su realidad de manera significativa. 

En consecuencia, es mucho más aberrante que una «historiadora» como la señora Gloria Miranda Espitia, directora nacional del programa integral de sustitución de cultivos de uso ilícito, haga esta propuesta como alternativa transformadora de nuestra realidad, desconociendo que en el pasado tuvimos una producción como para salir de la pobreza sin que el precio elevado del cacao nos lo permitiera. 

Este panorama nos exige un minucioso análisis y compromiso sobre las contradicciones profundas de los modelos que se le ofrecen a los pueblos sometidos bajo la premisa y la esperanza de sacarlos del empobrecimiento, al cual el sistema colonial esclavista los ha sometido. 

Promover el monocultivo en las tierras de comunidades negras, indígenas y campesinas, a las que en muchos casos, se les asignan tierras con reformas rurales debido al despojo histórico al cual han sido sometidas, es como intentar apagar el fuego con gasolina. 
El pueblo siembra el monocultivo promovido por el gobierno nacional, y luego vienen los capitalistas a usufructuar el 90% de los ingresos que esta producción genera en el mercado mundial, asignando menos del 10% a las familias para que asuman los costos de producción que tienen que ver con mano de obra, riesgos laborales, salud, sostenimiento familiar, pero además, sin ningún derecho a pensión, a subsidios por olas invernales que dañen sus cosechas y sin apoyo cuando bajan los precios, fruto de la manipulación especulativa.
 
Explotados en su propia tierra, orgullosos en medio de la ignorancia, heredan sus tierras creyendo que son suyas, pero el capitalista solo ve en esta sucesión la renovación de la fuerza productiva que las cultivará con mayor ahínco, generando mucha más riqueza para el monopolio económico de las multinacionales que han hecho del monocultivo el sistema feudal del siglo XXI, todo esto, con la única diferencia de que, ya no necesita quitarle la tierra al pueblo, pues con este sistema logra en esencia obtener el usufructo de la tierra y del trabajo del pueblo mediante un modelo esclavista moderno, y todo se hace posible ante el beneplácito del gobierno de izquierda más «avanzado» de nuestra historia patria, dejando las reivindicaciones obtenidas en la ley 70 de 1993 a través de nuestra lucha organizada, como un acontecimiento insignificante. 

Así jurídicamente la tierra nos pertenezca colectivamente, encontraron la manera de explotarla junto al sudor de nuestro trabajo, al mismo tiempo nos hacen sentir propietarios, aunque en realidad lo que somos es tenedores de lo que por derecho propio es nuestro, y en lo que deberíamos desarrollar un proyecto que satisfaga primordialmente nuestras necesidades más urgentes, como producir nuestra propia comida, adoptando la premisa de que un pueblo que no produce su propia comida, no se manda.  

Esta columna continúa...!!


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