El Club Negro de Colombia: raza, clase y la memoria negada

En el relato de la dominación de la historia de Colombia (blanco, andino, patriarcal y elitista), las luchas de los pueblos negros-afro, sus voces intelectuales y sus aportes políticos siguen estando en los márgenes. Pocas veces se enseña que, en 1943, en el corazón mismo de Bogotá, un grupo de jóvenes afrocolombianos irrumpió en el espacio público para denunciar el racismo, solidarizarse con sus hermanos afroamericanos y proclamar con firmeza su presencia en este Estado-nación, ese día nació el Club Negro de Colombia.

Por: Jefferson Montaño Palacio

Este capítulo ignorado de nuestra historia ha sido rescatado por la maestra Rosa Chamorro en su reciente libro “El Club Negro de Colombia”. En este entrecruce de los conceptos de raza y clase en las ideas del maestro Manuel Zapata Olivella y Natanael Díaz (2024), un aporte esencial a las “otras colombias posibles” que el Archivo General de la Nación busca iluminar. Como señala Francisco Flórez Bolívar en el prólogo: “Al ocuparse de las ideas de raza y clase desarrolladas por el Club Negro, el libro aborda un problema cuya relevancia histórica y social es indudable”.

A diferencia de otros momentos de activismo, el Club Negro no surgió como respuesta coyuntural, sino como proyecto político e intelectual. Los maestros Zapata y Díaz entendieron que no bastaba con demandar inclusión; era necesario lograr repensar el Estado-nación misma desde las intersecciones de raza y clase. Como escribe la maestra Rosa Chamorro, “El Club Negro consolidó una élite intelectual y política de negros y mulatos, de la que no hay registro en la historiografía oficial ni en las antologías literarias”.

Inspirados por la negritud francófona, el panafricanismo y los debates marxistas de la época, los maestros Zapata y Díaz construyeron un pensamiento propio. Frente a un marxismo ortodoxo que invisibilizaba el racismo, propusieron una articulación en la que “las desigualdades económicas y la discriminación racial no podían ser analizadas como procesos separados”.  

Como recuerda la maestra Chamorro, el día del Negro (20 de junio de 1943), marcó un punto de inflexión. Los jóvenes del Club, entre Manuel Zapata Olivella, Delia Zapata, Natanael Díaz y Helcías Martán Góngora, desfilaron por Bogotá, tomaron la Biblioteca Nacional, leyeron poesía de los grandes Jorge Artel y Candelario Obeso y denunciado ante la estatua de Bolívar los linchamientos raciales en EE.UU., en palabras de Manuel Zapata: “la protesta, que no dejo mayores huellas en las mentes alienadas, si logro profundas cicatrices en quienes la iniciamos”.  

Hoy, a mas de 80 años de aquella jornada, y 31 años después de la Ley 70, las preguntas que plantearon estos pensamientos siguen vigentes. ¿Cómo puede existir una democracia racialmente ciega? ¿Cómo superar los estereotipos que siguen marcando al pueblo negro-afro en el imaginario nacional? La maestra Chamorro nos recuerda que “la lucha por la libertad de la población negra tiene una historia tan larga como largo ha sido su camino de opresión” y, que, para los afrocolombianos, la verdadera independencia aún esta por conquistarse.

Leer en el hoy las ideas de los maestros Manuel Zapata y Natanael Díaz, es un acto político necesario. Nos invitan y convocan a comprender que el racismo en Colombia no es un simple “prejuicio Natural”, sino una dimensión estructural del sistema de clases. Nos obliga a cuestionar un relato nacional que sigue blanqueando la historia, que silencia las resistencias negras y que insiste en las “historias únicas” contra las que advertía Chimamanda Adichie.

Por último, es tiempo de recuperar la memoria y la voz del Club Negro de Colombia. Porque como escribió el maestro Zapata Olivella; “por mi raza hablara el espíritu” – pero también la razón critica y la exigencia de justicia social. Y esa voz sigue hoy, más viva que nunca, resonando en las calles, en las aulas y en el pensamiento de quienes soñamos con otra Colombia posible: negra, mestiza, plural, antirracista, democrática y participativa.

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