Víctor Manuel García Ayala: el río y dirigente forjado en la lucha política
Víctor Manuel García Ayala vino al mundo un 2 de octubre de 1956, con su ombligo atado al río Atrato, a las orillas del municipio de Quibdó, Chocó. La fluidez de las aguas marcó el carácter de este afrocolombiano: dinámico, rebelde, y en constante movimiento. Hijo de Víctor García Arriaga y Eustaquia Ayala, el noveno de once hermanos y el último de tres varones, creció entre los abrazos protectores de sus hermanas y hermanos y el bullicio de una familia que lo consintió y lo formó en valores de lucha y resistencia.
Inicios en la política estudiantil
Desde la adolescencia, Víctor Manuel mostró una fuerza y convicción que lo convirtió en un líder departamental. Estudiante del colegio Carrasquilla, no tardó su liderazgo en forjarse al integrar el Consejo Estudiantil. En 1978, juntos impulsaron la organización estudiantil que trascendería las aulas y luego los llevaría a la Universidad Tecnológica del Chocó (UTECH). Allí, bajo su liderazgo y el de otros jóvenes visionarios, lograron movilizar asumiendo el control del 95% de las facultades, demostrando que el cambio comenzaba desde las bases.
Fue en este ambiente de efervescencia juvenil que Víctor Manuel y otros líderes como Sancy Mosquera, Favio Córdoba y Germán Mosquera fundaron la Federación de Estudiantes de Quibdó (UDESQUI), un hito en la organización política de la juventud afrocolombiana. Sin embargo, su liderazgo inquietaba. Sus padres, preocupados por la influencia del Partido Comunista, del cual Víctor había sido cofundador en el Chocó en 1973, decidieron enviarlo a Bogotá, con la esperanza de alejarlo de esa "fiebre revolucionaria."
Bogotá y el llamado de la izquierda
En la capital, lejos de abandonar sus ideales, Víctor se sumergió en la lucha política. Estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma de Bogotá, se dejó seducir por las banderas de la Unión Patriótica (UP), liderada por el carismático Bernardo Jaramillo Ossa. La UP se convirtió en su nueva trinchera, y su lucha lo llevó al Congreso de la República como jefe de debate del Representante a la Cámara por la UP. Cesar García Sánchez, en 1996, allí trabajó como asesor de la Comisión Quinta.
Con los años, se consolidó como un estratega político, como jefe de debate en campañas tan significativas como la de María Isabel Urrutia, primera medallista olímpica colombiana, quien buscaba un escaño en la Cámara de Representantes, y la del exsenador indígena Francisco Rápel.
Foto: Archivo personal | Douglas Cujar, luchador del Paro del Cívico Choco y amigo de infancia de Víctor Manuel García Ayala.
Un legado para el pueblo afrodescendiente
El compromiso de Víctor Manuel con el pueblo afrocolombiano no se detuvo. Desde el Ministerio del Interior, en la dirección de asuntos para comunidades negras, raizales y palenqueras (ACNRP), ha continuado trabajando en políticas públicas relacionadas con minería étnica diferencial, derechos humanos y la implementación de la Ley 70 de 1993. Este trabajo lo llevó a ser un referente en la lucha por la justicia social y los derechos de los pueblos afrodescendientes.
Actualmente, asesora a voluntad la Comisión Afro del Congreso de Colombia, contribuyendo a fortalecer la agenda legislativa en beneficio de su pueblo. Además, su liderazgo ha sido clave en la convocatoria y participación del fortalecimiento activo de activistas, académicos e intelectuales reconocidos al segundo Congreso Nacional Constituyente del Pueblo Afrocolombiano (CONCA), donde esta iniciativa busca unificar y discutir la importancia de la colaboración entre los movimientos alternativos y de izquierda para fortalecer la agenda legislativa en una candidatura sólida y coherente para las próximas elecciones a Congreso y presidenciales.
Foto: Archivo personal | Víctor Manuel García Ayala, en su despacho en Bogotá.
Más allá de la política, Víctor Manuel es un hombre de contrastes. Padre de dos hijas, Paula, médica recién graduada, y Paola, ingeniera industrial, ninguna heredó su espíritu revolucionario. Desde hace más de 29 años vive en Bogotá, en el cuarto piso de un apartamento frente a la Casa de Nariño. Se separó de Lucí Quinto Murillo, con quien convivió más de dos décadas, y guarda una historia personal de retos y logros; de su juventud quedó su hija mayor, Paola, fruto de su relación con Nubia Bastidas Chichanda, oriunda de Guapi, Cauca.
¡Su vida ha sido un constante desafío cercano a seis décadas haciendo frente al statu quo! En su familia sigue siendo el más consentido y el más irreverente. Su vida, como las aguas del Atrato, fluye con la fuerza y el ímpetu de quien no se rinde. Su historia es la de un hombre que ha hecho de su lucha un legado para las futuras generaciones. Víctor Manuel García Ayala no solo tiene su ombligo en el río Atrato; tiene su alma atada a la lucha incansable por un país más justo y equitativo.
Por: Jefferson Montaño Palacio
0 Comentarios