Leibniz
Hurtado Obregón, “Negrura”: su vida y labor al interior de la Fiscalía
En
el corazón del Pacífico colombiano, en el municipio de Guapi, Cauca, nació
Leibniz Hurtado Obregón, una mujer cuya vida ha sido un testimonio de
perseverancia, resiliencia y amor por la justicia. Hija de Eleuterio Hurtado
Vidal y Teófila Obregón, ambos guapireños de alma y corazón, Leibniz creció en un
hogar humilde pero lleno de valores y espíritu comercial, rodeada de sus siete
hermanos. Wilson, Nancy, Davidson, Orlando, Mabel, Harold y Besiluz, esta
última fallecida hace apenas ocho meses, dejando un profundo vacío en su
familia. La niñez de Leibniz estuvo marcada por la alegría y la unidad familiar
que caracteriza a esta región del país.
Desde
joven, Leibniz demostró una pasión innata por el deporte, siendo parte de la
selección de baloncesto de Guapi. Aquellos días en las canchas no solo forjaron
su disciplina, sino también su espíritu competitivo. Sin embargo, su vida tomó
un giro cuando se vinculó a la Registraduría de Guapi, donde comenzó a destacarse
por su compromiso y profesionalismo. Fue en ese entorno donde conoció a
Francisco Puertocarrero Meza, el hombre con quien construyó un hogar lleno de
amor y esperanza junto a sus cuatro hijos; Mery Tatiana, Francisco, Leydi
Marcela y Mabel Patricia, quienes hoy son profesionales, algunos de ellos, tienen
familia, los cuales le han dado nietos a su querida madre, un logro que refleja
el sacrificio y esfuerzo constante de Leibniz.
Hace
35 años, Leibniz inició su carrera como trabajadora social, un camino que la
llevaría a desempeñar un papel crucial en la Fiscalía General de la Nación como
asistente de fiscal. Su labor se enfocó en defender la justicia en su amada
Guapi, una tarea que no estuvo exenta de riesgos. Un atentado en su contra la
obligó a abandonar su tierra natal y buscar refugio en Popayán, y
posteriormente en Cali, donde se estableció hace 15 años. A pesar de las
adversidades, Leibniz nunca perdió su esencia, y en su entorno laboral es
conocida cariñosamente como “Negrura”, un apodo que refleja la cercanía y el
respeto que inspira.
Foto: Archivo | Leibniz Hurtado Obregón, en un evento al interior
de la Fiscalía.
Su
sencillez y calidad humana la llevaron a involucrarse en la defensa de los
derechos de los trabajadores y la niñez. Leibniz se convirtió en una figura
clave del sindicato ASONAL S.I., donde trabajó incansablemente por mejorar las
condiciones laborales en el sistema judicial. Sin embargo, tras un tiempo,
decidió apartarse de esta organización, demostrando su capacidad para tomar
decisiones valientes en pro de su bienestar personal y profesional.
Lejos
de detenerse, Leibniz aceptó una invitación por parte de sus compañeros para
ser parte del sindicato Unión de Trabajadores de la Justicia (UNITRAJ),
asumiendo el rol de Secretaria General. Desde esta posición, continuó su
incansable lucha por la dignidad y los derechos de sus colegas, ganándose la
admiración de quienes trabajan a su lado. Su liderazgo y dedicación son un
reflejo de los valores que han guiado su vida desde sus humildes inicios en
Guapi.
Foto: Archivo | Leibniz Hurtado Obregón, junto a compañeros de la
junta directiva UNITRAJ.
Leibniz
Hurtado Obregón ha construido un legado de esfuerzo y compromiso que trasciende
fronteras. Su historia es la de una mujer que, a pesar de las dificultades, ha
sabido levantarse y seguir adelante con valentía, convirtiéndose en un ejemplo
de integridad y lucha por la justicia. Su contribución no solo ha impactado a
su familia, sino también a las personas y comunidades que ha tocado con su
trabajo.
Foto: Archivo | Leidniz Hurtado Obregón, en entrega de regalos el
fin de año.
Hoy,
con el respeto y el cariño de quienes la rodean, “Negrura” sigue siendo un faro
de esperanza y una inspiración para quienes sueñan con un futuro mejor. Su
historia nos recuerda que el camino hacia la justicia está lleno de desafíos,
pero también de recompensas cuando se recorre la vida y los caminos con
determinación y amor por los demás.
Por: Jefferson Montaño Palacio
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