Gobierno Eder: espada de doble filo
La administración de Alejandro Eder ha generado expectativas gaseosas y controversias en igual medida. Aunque sus políticas prometen desarrollo y progreso bajo el ambicioso plan “Cali, Capital Pacífico de Colombia”, decisiones como la actualización catastral y un endeudamiento masivo han puesto en jaque mate la estabilidad financiera de la ciudad. Este gobierno parece estar caminando sobre una delgada línea; entre el progreso prometido y el riesgo de arrastrar a Cali a una crisis fiscal de dimensiones históricas.
Por: Jefferson Montaño Palacio
La actualización catastral y el peso de la deuda pública
en Cali.
El
reciente anuncio del gobierno de Alejandro Eder sobre la actualización
catastral en Cali ha generado una ola de críticas y preocupaciones entre los
ciudadanos. Este proceso, que busca ajustar los valores de los inmuebles al
mercado actual, ha resultado en aumentos desproporcionados en los avalúos, con
incrementos reportados de hasta el 102.11% en algunas zonas. Aunque
esta medida tiene como objetivo fortalecer las finanzas públicas, los efectos
inmediatos han sido profundamente negativos para propietarios que ahora
enfrentan una carga fiscal casi insostenible.
Un presupuesto ambicioso con fundamentos cuestionables.
Los
$4.5 billones asignados al plan de desarrollo “Cali, Capital Pacífico de
Colombia” representan una meta ambiciosa para el desarrollo urbano y social.
Sin embargo, el balance del presupuesto deja más dudas que certezas. Mientras
que $1.1 billones se destinan al funcionamiento administrativo y $218.000
millones al servicio de la deuda, los compromisos financieros proyectados
sugieren una estrategia de gasto que podría comprometer el futuro de la ciudad.
Endeudamiento sin realismo fiscal.
Una
de las decisiones más controvertidas del gobierno Eder ha sido la aprobación
por parte del Concejo Distrital del endeudamiento por $3.5 billones, acompañado
de un marco fiscal que expertos consideran inviable. Este planteamiento no solo
ignora las condiciones económicas actuales de Cali, sino que pone en entredicho
la capacidad de la ciudad para asumir más obligaciones financieras sin hundirse
en una crisis de liquidez.
El peso de la deuda: espada de doble filo
Actualmente,
Cali carga con una deuda pública superior a los $3.7 billones, sumando a estos
billones pasivos bancarios, compromisos contingentes e intereses acumulados.
Por otra parte, como demostró en su teoría Arquímedes, ya sea aumentando o
soltando para provocar un desplazamiento empuje vertical en un medio líquido,
es decir, el lodo presupuestal que presentan las obras que quedaron a su suerte
de un gobierno caritativo y con visión del mundo, se logran culminar
exitosamente, las ¡21 Megaobras! Este panorama revive temores de un venidero
colapso fiscal, similar al que tuvo que enfrentar la ciudad durante la
administración del exalcalde Ricardo Cobo Lloreda (musculito), quién basó su gobierno
en “Una alternativa para Cali”.
Lecciones no aprendidas del pasado.
La
historia económica de Santiago de Cali ya ha demostrado que un mal manejo de
los recursos públicos puede llevar a intervenciones fiscales y quiebras
institucionales, como se vivió en épocas pasadas, como la intervención de las
Empresas Municipales de Cali (EMCALI E.I.C.E E.S.P.) por parte de la
Superservicios y la liquidación de la Empresa del Servicio Público de Aseo de
Cali (EMSIRVA E.S.P.). Durante el mandato de Ricardo Cobo, la congelación del
catastro y la falta de ajuste en los aportes de industria y comercio agravaron
el deterioro financiero de la ciudad. Hoy, con una administración que parece
similar mediante gastos excesivos y el endeudamiento masivo, los caleños tememos
volver a vivir una situación crítica como en otras pésimas administraciones.
La incertidumbre para los caleños.
El
impacto de la actualización catastral no solo afecta a los propietarios de
inmuebles, sino también a los arrendatarios y sectores comerciales, que
inevitablemente verán incrementados sus costos operativos. Esto podría desatar
una reacción en cadena en la economía local, reduciendo el consumo y
dificultando la reactivación económica postpandemia, entendiendo que Cali ¡carece
de empleos estables, viéndose reflejada en el rebusque cotidiano de la
informalidad en las calles!
La falta de diálogo con la ciudadanía
Una
de las mayores críticas hacia el gobierno de Eder es la ausencia de un diálogo
transparente y participativo con la ciudadanía. La implementación de políticas
fiscales de esta magnitud exige una mayor comunicación con los afectados, algo
que parece haber sido desestimado en este caso. Sin el respaldo de la
población, cualquier decreto distrital corre el riesgo de convertirse en una
fuente de descontento y hipérbola social.
Hacia una política fiscal responsable
Con
un marco fiscal frágil, una deuda pública insostenible y políticas que generan
más incertidumbre que confianza, la administración de Alejandro Eder enfrenta
un desafío monumental. Las decisiones actuales no solo afectan el presente de
la ciudad, sino que comprometen su futuro, colocando en peligro su estabilidad
económica y social.
La verdad, esta situación exige una revisión integral de las estrategias fiscales y de endeudamiento, priorizando el equilibrio entre inversión y sostenibilidad. Los caleños necesitamos un gobierno local que actúe con responsabilidad, reconociendo los errores del pasado y ajustando el rumbo antes de que sea demasiado tarde. Es momento de pensar en soluciones a largo plazo que no comprometan la capacidad de Cali para salir adelante.
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