En un hecho sin precedentes, mujeres y miembros de la comunidad diversa de Buenaventura han iniciado un proceso colectivo para construir una política pública orientada a garantizar los Derechos Humanos.
Fomentar la paz y erradicar la violencia en esta región
del Pacífico colombiano. Este esfuerzo surge como una respuesta a los
históricos desafíos sociales y culturales que enfrenta Buenaventura, y es un
ejemplo de cómo la organización comunitaria puede ser un motor de cambio.
La iniciativa, liderada por
diversas organizaciones sociales, busca articular las necesidades y
perspectivas de mujeres, personas LGBTIQ+ y otras comunidades vulnerables en la
construcción de una propuesta que sea incluyente y representativa. "Estamos
aquí para construir un futuro donde todas las voces sean escuchadas y donde
podamos vivir libres de violencia", afirmó María Fernanda Caicedo, vocera
de una de las organizaciones participantes.
Contexto de violencia y
desigualdad
Buenaventura, una ciudad que
ha sido afectada por décadas de violencia y desigualdad, es también un
territorio de resiliencia y esperanza. La región ha sido escenario de
conflictos armados, inequidades sociales y altos índices de violencia de género
y discriminación. En este contexto, las mujeres y la comunidad diversa han
asumido un papel protagónico en la lucha por los derechos fundamentales y la
construcción de una paz duradera.
Según cifras de organizaciones
locales, más del 60% de las mujeres de Buenaventura han experimentado algún
tipo de violencia, mientras que las personas LGBTIQ+ enfrentan altos niveles de
discriminación y exclusión social. Estos datos subrayan la urgencia de
implementar políticas que aborden estas problemáticas de manera integral.
Participación ciudadana y
enfoque inclusivo
El proceso de construcción de
esta política pública se está llevando a cabo mediante talleres participativos,
foros comunitarios y mesas de trabajo. Estos espacios permiten a los
participantes expresar sus preocupaciones, compartir experiencias y proponer
soluciones. Además, se están incorporando enfoques diferenciales que reconocen
las particularidades de cada grupo poblacional, garantizando así una respuesta
adaptada a sus necesidades específicas.
"Esta no es solo una
política para mujeres o personas diversas; es una política para toda la
comunidad. Queremos que Buenaventura sea un ejemplo nacional de cómo se
construye la paz desde la base", destacó Juan Carlos Mosquera,
representante de una organización que defiende los derechos LGBTIQ+.
Aliados y proyecciones
El proceso cuenta con el
respaldo de instituciones locales, nacionales e internacionales, que han
brindado apoyo técnico y financiero. Entre los aliados se encuentran la
Defensoría del Pueblo, organismos de Naciones Unidas y varias universidades. Se
espera que la propuesta final sea presentada ante el Concejo Municipal de
Buenaventura en los próximos meses, con el objetivo de ser adoptada
oficialmente como política pública.
La construcción de esta
política pública no solo busca garantizar derechos, sino también transformar
las relaciones sociales y culturales en Buenaventura. Al promover la participación
de mujeres y personas diversas, se está sembrando la semilla de un futuro más
equitativo y pacífico para todos.
Un modelo para el país
El esfuerzo de Buenaventura
podría convertirse en un modelo replicable en otras regiones del país,
especialmente aquellas que enfrentan problemáticas similares. La clave de su
éxito radica en la participación comunitaria y el enfoque inclusivo, que colocan
a las personas en el centro de la solución.
Mientras tanto, la ciudad
sigue avanzando con determinación, demostrando que la unión y la organización
son herramientas poderosas para la transformación social. Como dijo una de las
lideresas durante un foro reciente: "En Buenaventura no solo resistimos,
también construimos."
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